miércoles. 24.04.2024

Redacción. Nick Hutton, un estudiante de sexto curso en la escuela primaria Monroe, llamó al teléfono de emergencias el 7 de noviembre cuando notó que su bisabuela, Barbara Earley, de 84 años, tenía dificultades para hablar y una parte de la cara inmóvil. Nick dijo que su bisabuelo, Don Earley, que estaba preparando el desayuno, le gritó que llamara a la ambulancia. Le explicó a los sanitarios lo que le ocurría a su bisabuela y la ubicación de la casa en South Main Street.

El pequeño permaneció al teléfono hasta que llegaron los médicos.

"Él es mi pequeño héroe", dijo Barbara Earley. "Me salvó la vida".

Los médicos de Monroe la transportaron a la sala de emergencias del Atrium Medical Center, donde le administraron un medicamento que trata los derrames cerebrales en los que el coágulo en un vaso sanguíneo bloquea el flujo de sangre al cerebro.

Según la Asociación Estadounidense de Accidentes Cerebrovasculares, la probabilidad de que un paciente se recupere de este tipo de accidente cerebrovascular, conocido como accidente cerebrovascular isquémico, mejora cuando el medicamento se administra dentro de las tres horas posteriores a que ocurra.

Earley expuso que una vez que su presión arterial bajó a un nivel seguro, le dieron el medicamento. Luego, unos minutos después ya pudo hablar.

Fue dada de alta del hospital el 9 de noviembre y ahora debe usar un andador durante tres semanas hasta que el medicamento abandone su cuerpo.

La enfermera Rachel Fadden, que trabaja en urgencias del Hospital Atrium, dijo que las acciones de Nick probablemente "le salvaron la vida o evitaron que cambiara para siempre".

Nick impresionó tanto a Fadden, junto con la enfermera Brittney Ronto, le entregaron el certificado de "Mejor superhéroe del mundo" durante una ceremonia en el hospital. Los padres de Nick, Donnie Earley, de 36 años, y Beth Rakes, de 35, también asistieron al evento.

"A veces subestimamos lo inteligentes que son los niños", dijo la enfermera Fadden.

Early comenta que bajó las escaleras el 7 de noviembre para preparar el desayuno para su esposo y Nick, pero su esposo ya estaba cocinando. Entonces cogió una taza de café y se sentó a la mesa de la cocina. Su mano derecha se entumeció, luego comenzó a murmurar.

"Me sentía extraña", dijo. "No podía hablar. No sabía lo que me pasaba".

Fue entonces cuando Nick cogió el teléfono y entró en acción.

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